Sumario: Prólogo de Julián Axat.
Epílogo de Lila María Feldman.
Este libro está dedicado:
A quienes intervienen desde prácticas con enfoque de Derechos Humanos en cárceles.
Al reconocimiento de la historia: a compañerxs trabajadorxs en el campo de la salud mental de la provincia de Santa Fe quienes allanaron el camino para que estas líneas de intervención existan.
A “Las bastardillas son nuestras”.
A las personas que viven y sobreviven los arrasamientos que produce la cárcel. A ellxs, por las cartografías compartidas, la dedicatoria de esta escritura.
Del epílogo de Lila Feldman
Este libro es el modo en el que Laura inventa una condición de posibilidad frente a los abismos a los que la cárcel como maquinaria des-subjetivante empuja.
Vidas y escrituras en la cárcel es un libro teórico, en un sentido fuerte, en el que la autora lleva adelante un recorrido exhaustivo de lecturas así como su propio trabajo de pensamiento, su particular trabajo teorizante, apoyado en el conocimiento y la investigación psicoanalítica, filosófica, política y del discurso jurídico.
Pero no es solo eso, y creo que su lectura más que impregnarnos de una estela de conocimiento teórico, nos deja –más que ninguna otra cosa– la fuerza patente y potente de una experiencia.
¿Es posible el psicoanálisis en la cárcel? ¿Es posible conjugar términos tan incompatibles como cárcel y salud mental? El psicoanálisis forma parte del trabajo de pensamiento y escritura de Laura, pero además, y quiero subrayarlo, sostiene un conjunto de intervenciones del que este libro es testimonio.
Laura hizo –aquí– del leer y escribir, intervención poética y política, registros de lo posible. Aún abiertos, no concluidos, aún porvenir, más acá y más allá de la cárcel.
Sumario
El sueño de Laura. Introducción. Escribir y leer como intervención. El derecho a decir. Recordar, reincidir, restaurar. Cuerpos grises. Salud mental en cárceles.. Experiencia en la ciudad de Rosario. Las Bastardillas son nuestras. Verso y reverso. Temporalidades. Viñeta clínica. A la deriva. En el banquillo ¿Hay un después de la cárcel?